4 de mayo de 2010

Desde el principio

Proliferan las iniciativas para hacer que los libros formen parte de las vidas de los bebés desde su nacimiento, como lo hacen los biberones o los peluches. Son proyectos que tratan de implicar en la promoción de la lectura a todas las personas que rodean y cuidan a los niños, desde los padres y los maestros a los pediatras o los bibliotecarios. Los nombres de esas iniciativas son demostrativos de sus principios: nacemos para leer y nadie por tanto debería quedar excluido de ese don. La lectura se presenta así como una prueba de afecto, como una tarea comunitaria, como una forma de bienvenida al mundo.

Les doy cuenta, por si no las conocen, de algunas de esas iniciativas.

BOOKSTART



BORN TO READ



ACTIONS CULTURELLES CONTRE LES EXCLUSIONS ET LES SEGREGATIONS (ACCES)


NATI PER LEGGERE

NASCUTS PER LLEGIR

2 comentarios:

estrella polar dijo...

Desde hace tiempo, en mi trabajo con familias que tienen pequeños sordos hemos intentado introducir la atención compartida en la "lectura" de libros, como elemento temprano que permita "redirigir" las interacciones placenteras y relajadas, alejadas del impulso "logopédico" que suele atrapar a los adultos que rodean al niño. El gusto por estar sentados juntos, sin presión, sintiendo el calor del abrazo y copartiendo la mirada, creemos que es un elemento de gran poder. Es un trabajo en el que hay que rescatar al padre o madre de muchas angustias y sensaciones de impotencia. El libro como lugar de encuentro con el niño que tienen enfrente, estamos seguras de que puede ser tremendamente reparados. Quien habla de niños sordos puede hablar tambien de cualquier otro niño en este mundo tan loco y con tanta prisa. Me encantan las propuestas, como la francesa que pretende evitar la marginación y las desigualdades desde el inicio de la vida. El libro desde el primer momento y como un regalo de bienvenida a los futuros hombres y mujeres.

discreto lector dijo...

Estrella, me identifico plenamente con tus observaciones. Esa consideración de la lectura como oportunidad para el afecto y la proximidad física es compartida. A veces no sería necesario hacer otra cosa, sólo estar juntos ante el libro. Eso ya es mucho, casi todo.